Tendencias y/o periodismo

16 Septiembre 2019.

Foto:  RAFAEL GONZÁLEZ –EUROPA PRESS.

Tomado de: El País (España).

La pugna por la audiencia, como se sabe, es la clave del negocio de los medios de comunicación. El conocimiento instantáneo de esa audiencia y de los temas que más interesan en el mundo en cada minuto ha abierto nuevas vías para captar lectores con métodos muy eficaces, pero a veces discutibles. Se traducen en ocasiones en “anzuelos” más o menos descarados porque a EL PAÍS, sostienen algunos lectores, se le va la mano en determinados titulares y en temas “impropios” de este periódico.

Casi cada semana llegan críticas en esa línea. Ignacio Martín Pérez se preguntaba el 28 de agosto: “¿Puede EL PAÍS recuperar su sobriedad tradicional y evitar titulares en primera página (web) con términos sensacionalistas como Brexit salvaje en lugar de Brexit duro, no llamar a la enfermedad de los niños síndrome del hombre lobo, utilizar términos como subir o bajar en lugar de hundir o disparar para referirse a variaciones del 2%?”.

Pocos días antes, José Carrasco-Muñoz transmitía una queja similar y ponía como ejemplo un titular de Verne que carecía de toda lógica: “Un estudio defiende que los patinetes contaminan más que un autobús o una moto”. La lectura del texto ya demostraba que la afirmación era incorrecta. Días después, se modificó por otra más sensata: “Un estudio cuestiona el bajo impacto ambiental de los patinetes eléctricos de alquiler”.

Más recientemente, y con un asunto más sensible, he recibido críticas por este titular del día 10: “El abogado de la familia de Gabriel asegura que el niño estuvo agonizando ‘entre 45 y 90 minutos”. El lector Francisco Navarro fue el primero: “¿Realmente es necesario ese titular?”. Otros le siguieron en la web: “Me pregunto qué interés informativo tiene el número de minutos que estuviera agonizando el pobre crío”; “Cíñanse al juicio sin describir detalles escabrosos que solo aportan morbo y dolor”; “Un titular maravilloso, sobre todo para que lo lean los familiares de la pobre criatura”.

La sección de Gente es la más criticada, pero también una de las más leídas (8% de la audiencia total). Bastantes lectores se quejan por titulares y temas de esa zona que, en su opinión, no encajan en EL PAÍS. Durante el verano, he recibido quejas por encabezamientos como estos: “Kylie Jenner, la menor de las Kardashian, ya es la más grande” (10 agosto); “Miley Cyrus estalla en Twitter y niega que le fuera infiel a Liam Hemsworth” (23 agosto); “La modelo rusa que se casó con el rey de Malasia amenaza con desvelar secretos de su matrimonio” (5 septiembre); “Brad Pitt pasó año y medio en Alcohólicos Anónimos tras su divorcio” (6 de septiembre).

Algunas de sus informaciones, cuentan en la sección, se elaboran por recomendación y sugerencia del equipo SEO (Search Engine Optimization, o sistemas para mejorar el posicionamiento de un medio, es decir, fórmulas para lograr más audiencia en las webs). Formado por siete personas en la Redacción, el SEO rastrea permanentemente buscadores y redes sociales y detecta los temas que más interés despiertan, tanto del periódico como de otros medios nacionales y extranjeros.

Con esos datos en la mano, el equipo recomienda y sugiere sobre qué asuntos escribir o qué palabras introducir en los encabezamientos para ser encontrados mejor por Google y otros buscadores. O decir lo que se está haciendo bien, como fue el caso de la cobertura del juicio por el niño Gabriel Cruz. El jefe del equipo, Iván Pérez, precisa su trabajo: “Nuestra labor es captar al usuario, detectar tendencias, sugerir cambios o hacer recomendaciones, pero la decisión final es de la Redacción”.

Lo corroboran de forma taxativa el subdirector, Ricardo de Querol, y Borja Echevarría, director adjunto del diario. “Si la recomendación es interesante, legítima y tiene interés periodístico, estupendo. Pero no deben aceptarse las que tengan por objetivo sola y exclusivamente captar lectores sin más”, afirma Echevarría, quien añade: “El SEO es muy útil, necesario, pero mal utilizado es muy peligroso”.

En efecto, algunos redactores insisten en esa utilidad del SEO, pero varios dicen sentirse presionados o tentados a aceptar recomendaciones discutibles porque pueden ser decisivas para conseguir más lectores de sus textos y secciones. En otras épocas, la propia cúpula del periódico ha fomentado arriesgadas prácticas al enviar a todos los redactores informes diarios de las noticias más leídas con felicitaciones a sus autores.

En tiempos de vacas flacas en el sector, es ya delgadísima la frontera entre la legítima búsqueda de más audiencia —de ella dependen las tarifas publicitarias— y el respeto a los principios de periódicos de calidad y referencia. Lograr el equilibrio entre ambos intereses es cada vez más difícil, pero también más necesario que nunca en la era de las noticias falsas y las máquinas de la manipulación de escala planetaria. Sí, también aquí está en juego lo más sagrado: la credibilidad.