¿Qué hay detrás de las acusaciones contra el general Naranjo en el juicio del Chapo Guzmán?

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Alexander Cifuentes, testigo contra el capo del cartel de Sinaloa, aseguró que el exvicepresidente recibió sobornos del narcotráfico. Sin embargo, su teoría no concuerda con los hechos, pues el oficial retirado fue quien persiguió y debilitó al clan mafioso al que él pertenece.

Tomado de: Semana.

Las declaraciones de Alexander Cifuentes Villa en medio del denominado juicio del siglo contra el Chapo Guzmán están dando de qué hablar en todo el mundo. Esta semana, en la corte federal de Brooklyn, en Nueva York, el narco colombiano que llegó a ser la mano derecha del capo mexicano aseguró que el cartel de Sinaloa le pagó un soborno de 100 millones de dólares al presidente Enrique Peña Nieto en 2012.

La lista de mencionados por Cifuentes es larga y ha sacudido políticamente a México, mientras los señalados desmienten las acusaciones. Pero sus declaraciones también llegan a Colombia. El canal público estadounidense Voz de América reportó que Cifuentes mencionó escuetamente a Naranjo, relacionando su participación en supuestos actos de corrupción.

Luego, el periodista Alex Roland, radicado en Nueva York, agregó en su cuenta de Twitter que Naranjo «habría recibido pagos mensuales por parte del narco Alex Cifuentes para proteger a su familia, confirma el mismo Cifuentes durante testimonio en juicio contra Chapo Guzmán». Sin embargo, esas teorías que habría expuesto Cifuentes se contradicen con la lógica de su pasado criminal, pues fue precisamente Naranjo quien, como director de la Policía, persiguió al decadente clan de narcos al que pertenece el hoy testigo en Estados Unidos.

Sobre esos señalamiento, Naranjo habló con SEMANA y desmintió a Cifuentes. «Frente a las mentiras, que por motivos que desconozco hace el narcotraficante Alex Cifuentes durante el juicio del Chapo Guzmán, mi respuesta se basa en hechos incontrovertibles. Fui yo quien como director de la Policía visibilizó a la organización criminal del clan Cifuentes. Fui yo quien coordinó con al menos cuatro agencias internacionales, y las autoridades locales, los procesos para la captura y extradición de los integrantes de ese clan, así como los procesos que llevaron a la extinción de sus bienes. Además fui el responsable de liderar la operación y presentarle al país la captura con fines de extradición de Dolly Cifuentes, hermana de Alex Cifuentes».

De Alexander Cifuentes se sabía poco hasta esta semana, cuando apareció ante los estrados del juicio que acapara la atención mundial. Ese anonimato concuerda plenamente con el perfil criminal de su familia. El clan Cifuentes Villa se caracterizó por ser protagonista del narcotráfico desde el ascenso de Pablo Escobar, con quien sostuvo vínculos, hasta la caída del Chapo. Pese a ese rol estelar en el mundo de la delincuencia, y en contraste con muchos otros clanes familiares, ellos tuvieron un perfil bajo que les llevó a ganarse el mote del clan invisible.

La relación de la familia con el narcotráfico es larga. Francisco Cifuentes Villa, hermano de Alex, fue piloto y luego socio de Escobar. Fernando y Jorge Milton, otros dos hermanos del clan, también ingresaron a la mafia pero por el lado del cartel de Cali, una vez se acabó la hegemonía del de Medellín. Fernando asesinó a Efraín Hernández, alias Don Efra, uno de los capos del cartel del norte del Valle por orden de Wilber Varela, alias Jabón, quien a su vez ordenó luego la muerte de Fernando para borrar cualquier relación.

En 2007, por problemas de negocios de droga, Diego Murillo, alias Don Berna, ordenó la muerte de Francisco Cifuentes, el segundo de los hermanos de esa familia. Tras el asesinato de Francisco, sus hermanas Dolly, Lucía, su esposa Patricia y su hermano Alexander, buscaron nuevas puertas para seguir delinquiendo. Fue entonces cuando contactaron al cartel de Sinaloa y se convirtieron en su gran enlace en Colombia. Pero llegó un nuevo periodo crítico para la familia por cuenta de la persecución de la Policía colombiana, dirigida en ese momento por el general Óscar Naranjo.

Patricia fue capturada y extraditada en 2010 y Dolly corrió la misma suerte al año siguiente. En ese momento, Naranjo aseguró ante los medios que ella tenía «un prontuario criminal vinculado con el narcotráfico al más alto nivel en la conexión entre el narcotráfico colombiano y mexicano», y que había establecido un «emporio de empresas que operaban a través de testaferros para lavar activos al cartel de Sinaloa». Entre 2010 y 2012, cuando Naranjo seguía activo en el servicio, lideró las operaciones junto a agencias antidrogas extranjeras en las cuales afectaron bienes de esa familia por 250 millones de dólares.

Jorge Milton cayó preso en Venezuela en 2013 y también terminó en Estados Unidos, tras haber sido deportado a Colombia. Lucía fue capturada en 2014 y condenada a 11 años de prisión. Ese mismo año, el último de los hermanos que seguía delinquiendo, Alex, fue capturado en Culiacán, México. Allí se había convertido en un hombre muy cercano al Chapo. Según ha trascendido en medio del juicio contra el jefe del cartel de Sinaloa, el colombiano se convirtió en su asistente personal, también le servía de traductor y vivió una temporada con él, en su escondite en la sierra del Triángulo Dorado.

Tras su captura, Alex fue enviado a Colombia, y de aquí, en 2015, lo extraditaron a Estados Unidos. Ahora, buscando una rebaja de la pena, testifica contra el que fue su jefe. Durante la diligencia en Nueva York, incluso, los medios han reportado que el Chapo y Cifuentes se miran con familiaridad, y que el colombiano se refiere con respeto, como el «señor Guzmán», cuando habla del Chapo. A la par que avanza en su testimonio, sus declaraciones generan polémicas tanto en México como en Colombia. Al menos frente al caso de Naranjo, los señalamientos que hace no cuadran con los hechos.