Los astrónomos contemplan por primera vez en directo la formación de dos estrellas gemelas

8 Octubre 2019.

Foto: EUROPEAN SOUTHERN OBSERVATORY AFP.

Tomado de: El País (España).

El espacio nos sigue deparando sorpresas este mes de octubre. Un equipo de científicos ha observado por primera vez cómo nacen las estrellas. Gracias al instrumento ALMA situado en Chile, los astrónomos están siendo testigos, gracias a capturas instantáneas, de la formación de los astros. Para Mario Tafalla, astrónomo del Instituto Geográfico Nacional, poder ver aquel fenómeno en alta resolución es “algo increíble” porque por fin se puede entender cómo se forma el universo.

Además, el día que el premio Nobel de Física 2019 se entrega a los responsables del descubrimiento de los primeros planetas fuera del sistema solar y en armonía con la caída otoñal de las hojas, el cielo regala esta noche una lluvia de estrellas. Este fenómeno atípico se podrá ver a las tres de la mañana cuando la luna perderá su intensidad. Aunque los especialistas del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) no esperan ninguna peculiaridad en comparación con los años anteriores, es posible “que al salir por la mañana a trabajar alguien se cruce con una estrella fugaz”, explica Tafalla.

La alimentación de las estrellas

El instrumento ALMA es capaz de grabar una cantidad muy numerosa de sistemas de formación de astros y con máximo detalle. Los científicos, entre los cuales hay españoles, han observado el miembro más joven de un pequeño grupo de objetos estelares en la nebulosa oscura Barnard 59, que forma parte de la nube de polvo y gas llamada la Nebulosa de la Pipa, informa el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los puntos visibles son unos discos que dejan caer una materia de la cual se alimentan las protoestrellas para desarrollarse. Esos elementos circulares emiten un polvo, parecido a las partículas de arena pero en más pequeñas. Las estrellas se crean cada día, por múltiples regiones del universo. Su formación puede tardar un millón de años , pero Tafalla estima que nacen 10 nuevas estrellas al año, aunque asegura que es imposible dar una cifra exacta debido a la lentitud del proceso.

Además, todo el sistema de formación está rodeado por un disco más grande con un peso total de unas 80 masas de Júpiter, que muestra una “compleja red de estructuras de polvo distribuidas en forma de espiral, que se asemeja a un pretzel”, explica la nota de prensa del CSIC.

Según Tafalla, los resultados publicados en la revista Science, aportan unos detalles que nunca se habían visto antes. “No quedan restos de cómo se formó el Sol, por lo tanto, miramos otras estrellas para entender cómo se creó. Nuestros ojos pueden por fin asistir a ello.” El doctor Josep Miquel Girart, investigador del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC) se une a Tafalla para poner en relieve las cualidades de la tecnología utilizada por los astrónomos. “Gracias a la potencia de ALMA hemos logrado obtener una mejor comprensión de cómo se forman estos sistemas, así como descubrir que sería posible la formación de planetas rocosos en tales ambientes. Sabiendo esto, ahora podemos estudiar más mecanismos similares con el fin de describir mejor las condiciones que permiten la formación de sistemas estelares múltiples”, declara.

La lluvia de estrellas

La Tierra se cruzará con una cometa que también está en órbita alrededor del Sol. De ese encuentro inusual caerán granos de polvo luminosos que se parecen a estrellas. Estos elementos astronómicos son los restos de la formación de aquellos astros que los científicos observaron la semana pasada con el instrumento ALMA. La cometa en cuestión forma un bloque de residuos del cual se desenganchan minúsculos meteoros brillantes y crea la lluvia que se verá esta madrugada.

Los granos de polvo brillantes aparecen de forma aleatoria y se vaporizan a unos 100 kilómetros de altura con una velocidad de 20 kilómetros por segundo

«La caída no será muy intensa», confirma Tafalla. Para poder observar este fenómeno se necesita un cielo completamente oscuro y alejarse de los lugares con mucha contaminación lumínica. También es necesario esperar a que la luz de la Luna en cuarto creciente desaparezca (2.50 de la madrugada del 9 de octubre). Este año se esperan 20 meteoros (partículas de polvo de la cola de la cometa que flotan y brillan por una fracción de segundos) por hora cuando en caso de lluvias grandes la cifra se eleva a unos 100, explica el astrónomo. En 1933 y 1946 fueron los años donde las tasas de meteoros eran las más altas, según datos del IGN.

Las estrellas fugaces que se podrán ver se llaman las Dracónidas. Por culpa de un efecto de proyección parecen llegar desde la constelación de Draco (del Dragón), pero en realidad los granos de polvo brillantes aparecen de forma aleatoria y se vaporizan a unos 100 kilómetros de altura con una velocidad de 20 kilómetros por segundo. Tras concluir, Tafalla recuerda la belleza de las imágenes de ALMA que permiten al ojo humano observar la complejidad de la galaxia.