La canasta familiar

3 Julio 2019.

Hace cuatro meses el Gobierno lanzó oficialmente una estrategia para impulsar el turismo en el país y, de paso, promover a los emprendedores que quieran vincularse a este sector productivo. Sin embargo, poco o nada se conoce sobre los avances y resultados de tal campaña, bautizada con el nombre de “Yo voy”, con la que el presidente Duque y su ministro de Comercio prometen ponerle voladores a la industria, como lo han asegurado en varios foros, entre ellos la asamblea de Anato.

El objetivo se encamina a divulgar mensajes contundentes que busquen cambiar la percepción del turismo como afición propia de ciertas clases privilegiadas y estimulen a los colombianos para que se lo apropien como una actividad recurrente. La idea es que por lo menos una vez al año las familias visiten destinos nacionales, que bien pueden ser poblaciones vecinas a su residencia, cuyo desplazamiento pueda hacerse por cualquier medio de transporte terrestre y no necesariamente en avión.

Para el primer mandatario el turismo debe ser el “nuevo petróleo” para Colombia en términos de ingresos, inversión, movilización y divisas; y su disposición de fortalecerle el rol a este sector de la economía así como el empeño de sus colaboradores de cabalgar sobre el tema han sido de buen recibo por parte de los gremios. Lo que llama la atención, ante tanto entusiasmo, es que a poco menos de cumplirse el primer año de gobierno los dos principales despachos que regulan esta actividad no hayan podido sincronizar su manejo administrativo, por los súbitos cambios de timonel.

A finales de enero, tras dos meses en el cargo, renunció la gerente de Fontur, Zully Salazar, según explicó, por razones estrictamente personales, motivadas por sus limitaciones de tiempo al tener a su familia residiendo en Cartagena. Fontur es pieza clave en el andamiaje del sector turístico nacional, por cuanto su función es propender por la formulación de las políticas públicas, el desarrollo de la infraestructura y el manejo de los recursos parafiscales con miras a mejorar la competitividad.

Algo similar sucedió en el Viceministerio de Turismo, cuyo titular, Juan Pablo Franky, se retiró hace cuatro semanas, luego de nueve meses de desempeño, esgrimiendo consideraciones igualmente personales. En los pasillos del Ministerio se rumoró, sin embargo, que la causa de la salida fueron diferencias con la nueva directora de Fontur, Raquel Garavito; como se especuló tras el retiro de Salazar, de quien se dijo tuvo desacuerdos con el viceministro renunciante.

Con la posesión prevista para esta semana del recién nombrado viceministro, Julián Guerrero, un abogado javeriano que se desempeñaba como vicepresidente de Turismo en Procolombia, se ajustan nuevamente las fichas en los principales puestos de mando de la industria y habrá de esperarse que el nuevo decorado se mantenga durante el resto de esta administración para que los funcionarios entrantes cojan el hilo del plan sectorial y garanticen la estabilidad en el manejo de las políticas a seguir.

Independiente de las razones que en tan corto tiempo han originado los sobresaltos en la cúpula del sector, el Viceministerio y Fontur deben mantener estrecha relación de aliados estratégicos, si se pretende honrar la promesa del presidente Duque de posicionar a Colombia como destino turístico sostenible, impulsar proyectos de infraestructura y promover una oferta multicultural y megadiversa. Su gran desafío es empaquetar productos y servicios competitivos que generen divisas y empleo, y potenciar el desarrollo regional, llevando los beneficios de la industria hacia las regiones rescatadas de la violencia, algunas de ellas otra vez bajo el acecho de las bandas criminales del narcotráfico dispuestas a asumir su control.

Guerrero tiene experiencia en los asuntos del sector, en donde ha liderado algunos proyectos enfocados a difundir la estrecha relación que existe entre turismo y música. Puso en marcha la campaña publicitaria “Siente el ritmo”, de la que surgieron 13 videos musicales de diferentes regiones del país que tuvieron amplia visualización alrededor del mundo, y con apoyo de la OMT elaboró el libro blanco de música y turismo titulado La música es la nueva gastronomía.

En las manos del viceministro queda la responsabilidad de aterrizarle la idea al presidente de hacer del turismo el “nuevo petróleo” de la economía, abriendo pozos en distintos frentes de la industria, como en el de la promoción nacional, para permitirles a los colombianos recorrer y conocer su biodiverso territorio. Ponerle alas a la campaña “Yo voy” seguramente producirá “oro negro”, si se crea conciencia y se fijan estrategias para que el turismo entre a formar parte de la canasta familiar y se le sienta “el ritmo” en todas las capas sociales.

Adenda. Un billón novecientos tres mil millones de pesos fueron los recursos aprobados en el Plan Nacional de Desarrollo para el sector del turismo —cuatrienio 2018-2022—, con destino prioritario hacia la promoción, la competitividad y la infraestructura.

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