ELN admite su responsabilidad en el sanguinario ataque a la Escuela de Policía General Santander

A través de un comunicado publicado en su portal web, la guerrilla dice que fue una respuesta en «legítima defensa», aseguró que el ataque fue «lícito dentro del derecho de la guerra» y «proponen un debate político».

Tomado de: El Espectador. 

Tres días después del ataque a la Escuela de Policía General Santander, el ELN reconoció su responsabilidad. A través de un comunicado publicado este lunes a la madrugada en su portal Voces, la guerrilla aseguró que su accionar es una respuesta en «legítima defensa» y le insistió al Gobierno en el camino del diálogo.

Horas después de que miles de colombianos se volcaran a las calles del país para rechazar el mortal ataque con un carrobomba en Bogotá, que le arrebató la vida a más de una veintena de jóvenes, el grupo insurgente rompió su silencio y confirmó los resultados de la investigación que la Fiscalía entregó la semana pasada sobre el autor de los hechos.

En la misiva, la guerrilla lanzó una crítica al presidente Duque «por no haberle dado la dimensión necesaria» a la tregua unilateral que declararon entre el 23 de diciembre de 2018 y el 3 de enero de 2019. Renglón seguido, hicieron una lista de operaciones en su contra, con las que intentan justificar el ataque perpetrado el 17 de enero.

«Las Fuerzas Armadas gubernamentales aprovecharon este cese para avanzar las posiciones de sus tropas de operaciones, ganando ubicaciones favorables difíciles de conseguir sin el cese. También bombardeó un campamento nuestro el 25 de diciembre, lanzando más de 12 bombas de centenares de libras de explosivos cada una, afectando a una familia de campesinos que estaba cerca de dicho campamento», se lee en el documento.

En cuestión de minutos, el comunicado generó toda una lluvia de críticas. «Rechazo la acción del ELN. No entiende el momento político que vive el país, no aprendió del rechazo social al ataque en Barranquilla ni a los crímenes de las Farc. Su acción contraria a la paz, deja a la sociedad hundida en la desesperanza y fortalece a los guerreristas», trinó el analista Víctor De Currea Lugo.

Y es que al rechazo generalizado que despertó el ataque se sumó este lunes una lluvia de críticas por el tono y contenido del comunicado: «La Escuela de Cadetes de la Policía Nacional es una instalación militar, allá reciben instrucción y entrenamiento los oficiales que luego realizan inteligencia de combate… en nuestros campamentos, que ante cualquier descuido son bombardeados, también se capacitan combatientes y oficiales; por lo anterior, nosotros no hemos interrumpido, ni aminorado los esfuerzos por la paz, pues tenemos claro que estamos en una guerra, debido a que la clase en el poder ha reiterado que los diálogos deben ser desarrollados en medio del conflicto».

Solución política

La Dirección Nacional del ELN, que suscribe el comunicado, insistió en pactar un cese al fuego bilateral «para generar un clima favorable a los esfuerzos por la paz» y se mostró dispuesto a «que se respeten determinadas áreas e instalaciones militares estatales» y de la guerrilla, lo que facilitaría el diálogo. Aseguran que les duelen «los muertos de ambas partes» y recordaron que el año pasado uno de sus comandantes murió desarmado cuando debía haber sido capturado. La guerrilla exhortó al presidente Duque a enviar a su delegación para retomar los diálogos en La Habana, «para darle continuidad al Proceso de Paz y a la construcción de los acuerdos que traemos desde el Gobierno anterior; camino de solución política del conflicto».

Este viernes el presidente Duque decidió reactivar las órdenes de captura contra los negociadores del grupo insurgente y anunció que redoblará la persecución contra lo que describió como una «máquina criminal de secuestros y atentados». Al mismo tiempo le exigió al gobierno cubano que detenga y le entregue a Colombia a «esos criminales para que se haga justicia».

Anfitrión y garante de las frustradas negociaciones de paz, La Habana aseguró el viernes que cumplirá con los compromisos fijados ante la ruptura de las conversaciones de paz, previamente pactados. Los protocolos comprenderían la intervención de un país amigo para el retorno de la delegación de la guerrilla.