Director de Red de Medios Proclama del Cauca le pide al Gobierno Nacional protecciones a su vida y a su empresa

28 Agosto 2019.

En una misiva dirigida a la Unidad Nacional de Protección, a la Defensoría del Pueblo y a la Procuraduría General de la Nación, Alfonso José Luna Geller, director de Red de Medios Proclama del Cauca, hace un relato de su situación de seguridad, la forma como le han quitado sus esquemas de seguridad, las constantes amenazas que ha recibido y responsabiliza al gobierno colombiano por algún suceso que pueda ocurrir en su vida.

“En estas condiciones, –dice en su carta– informo que lo comprobable, hace rato está en manos de la Fiscalía General de la Nación, para lo demás, creo que la mejor manera de contribuir al esclarecimiento de lo que pudiera ocurrir, y de otros hechos ya acontecidos en la truncada historia del periodismo colombiano, es dejar este escrito simplemente como testimonio para que cualquier cosa que pueda ocurrirme tras tantas “coincidencias”, se sepa que el Gobierno colombiano sería el responsable, si es que esto serviría para algo”.

Proclama del Cauca es un periódico impreso y diario virtual con sede en el municipio de Santander de Quilichao. Fue creado en 1983 con el objetivo de visibilizar e informar los sucesos de la región caucana, la cual históricamente ha sido una región marcada por el conflicto armado y el narcotráfico. Desde el 2004 el diario se convirtió en un medio digital, ampliando la cobertura a todos sus usuarios a nivel nacional y mundial, a través de Internet.

LA MISIVA

Teniendo en cuenta que las comunicaciones privadas a través de las TIC no tienen ninguna intimidad o reserva, menos cuando se trata de las comunicaciones de periodistas independientes en regiones que han sido escenario de conflictos armados de toda especie, donde la guerra no termina por los incumplimientos de lo acordado con las guerrillas desmovilizadas, entre otras causas, y donde, en consecuencia, la economía criminal se intensifica diariamente, aprovecho esta circunstancia para dejar constancia de que presiento un riesgo inminente sobre mi seguridad personal y la de mi familia, y presentar este testimonio para que una vez ocurridas mis intuiciones, ojalá que no, no se vaya a buscar el cadáver río arriba, si les diera por hacerlo.

Mi ejercicio como periodista se ha agravado en los últimos días por el ambiente de polarización política a que han conducido a este país, por lo cual el Estado no confía, y persigue a los ciudadanos simplemente porque piensan distinto a quienes ejercen el Gobierno nacional, o porque, como en mi caso, director de una red de medios de comunicación, no puedo ejercer censura previa sobre lo que escriben otros columnistas, ni creo que los medios de comunicación se establezcan para estar al servicio del gobierno de turno. Creo que es para lo contrario.

En los últimos días nuestro trabajo nos ha convertido en objetivo de incomprensiones, estigmatizaciones, amenazas comprobables y denunciables. Pero también, combinadas con otros “mensajes subliminales” que llegan como rumores, amonestaciones, o en correos engañosos con mensaje implícito y sugerido de búsqueda o “investigación académica” que al escudriñar su procedencia conducen a sujetos (miembros de las Fuerzas Armadas) que piden información privada sin finalidades claras, por lo que los considero aún más peligrosos que los de las amenazas evidentes.

A pesar de mi historial público a la vista de todo el mundo, como oficial del Ejército en retiro, funcionario de la Contraloría y de la Gobernación del Cauca, dirigente cívico en muchas ocasiones, y como periodista reconocido en entornos locales, regionales y nacionales, presiento una persecución y estigmatización por parte del Gobierno nacional actual a través de las entidades que tienen relación con nuestra actividad periodística.

Sencillamente, creo que por mi formación en el respeto, la dignidad cívica, la independencia y la cultura universal, que no está al servicio de ningún gobernante, caudillo o dirigente político, he sido víctima y condición asumida como un acto de “rebeldía”, que me parece ha sido tomada como algo delincuencial y que, en consecuencia, merece lo que presiento que se está fraguando en mi contra como retaliación, además, por nuestra actitud crítica en ejercicio de la libertad de expresión como derecho constitucional universal.

Estoy obligado a poner en conocimiento mis sospechas y pálpitos de grave peligro a través de este testimonio, porque “las corazonadas” no pueden tener trámite jurídico; luego, apenas son deducciones personales desde una serie de “coincidencias” que vienen ocurriendo. Por ejemplo:

·     A comienzos del mes de agosto de 2019 se produjo -sin solicitud previa- el relevo de uno de los escoltas asignados por la Unidad Nacional de Protección (esquema colectivo que fue dispuesto desde el mes de febrero de 2018) y el día 6 de agosto sufrió un incidente de tránsito urbano. De acuerdo con los protocolos y la contratación de la UNP con la rentadora privada, el vehículo ha debido sustituirse en 24 horas. Han transcurrido 21 días y no fue remplazado.

·     Por decisión de la Fiscalía General de la Nación, se le solicitó a la Policía Nacional la vigilancia debida a nuestras oficinas y al personal protegido en el trabajo cotidiano. Las unidades encargadas de realizarlo no volvieron a cumplir con dicha tarea hace más de ocho días, más o menos.

·   Hemos recibido mensajes de personal de la Policía Nacional que nos retira su amistad personal por publicaciones aparecidas en Proclama del Cauca y otros (del Ejército) a través de Facebook que nos amenazan veladamente y mediante correo engañoso nos averiguan por el contacto de uno de nuestros colaboradores.

·   Sindicar a un medio de comunicación de ser vocero de las FARC o del ELN a través de las redes sociales en una región donde la criminalidad está en manos de quienes se dicen disidentes de las FARC o de cualquier grupo armado de derecha o de izquierda es poner una lápida mortuoria sobre el pecho del director o los periodistas del medio de comunicación, en una zona conflictiva donde se asesina cotidianamente porque de alguien se dice simplemente que apenas es un líder social.

.    Es más, el colmo de la estigmatización se da también en los mensajes públicos según los cuales, al referirse a Proclama del Cauca, “el narcotráfico respalda sus salarios producto del narcotráfico en el Cauca”. (Puede apreciarse en los “pantallazos” que adjuntos, que al parecer quienes los envían son integrantes del Ejército).

En estas condiciones, informo que lo comprobable, hace rato está en manos de la Fiscalía General de la Nación, para lo demás, creo que la mejor manera de contribuir al esclarecimiento de lo que pudiera ocurrir, y de otros hechos ya acontecidos en la truncada historia del periodismo colombiano, es dejar este escrito simplemente como testimonio para que cualquier cosa que pueda ocurrirme tras tantas “coincidencias”, se sepa que el Gobierno colombiano sería el responsable, si es que esto serviría para algo.

ALFONSO JOSE LUNA GELLER
C.c. 19177801 expedida en Bogotá
Director Red de Medios de Comunicación Proclama del Cauca

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