Definir el Camino a Seguir

ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
Se definieron ayer comisiones de diálogo para comenzar a resolver la parálisis en que quedaron
los acuerdos con las Farc. Que sean eficaces, pues el resultado del plebiscito urge cambios.

Los resultados del plebiscito dejaron descolocados a los líderes políticos que se supone debían estar preparados para cualquier decisión del pueblo colombiano, así tuvieran plena confianza en que iba a ganar el Sí. Pero una cosa era la confianza en el resultado que promovían y otra que estuvieran desprovistos de planes de acción que alejaran la incertidumbre, generadora de inestabilidad política.

El mismo Centro Democrático pareció ayer estar falto de propuestas concretas. No haber asistido a la reunión convocada por el presidente Juan Manuel Santos para iniciar un diálogo nacional puede interpretarse como un acto de soberbia política, pero también puede mostrar que no estaban preparados para ofrecer una vía de acción clara para definir qué hacer con el proceso con las Farc.

Hay dos alternativas: demostrar la mayor altura de miras, asumir el pronunciamiento popular como un campanazo de alerta que debe servir para que los líderes políticos y sociales muestren sus cartas y ofrezcan a la opinión pública la dimensión de su grandeza y la coherencia de sus convicciones, dirigidas al bienestar general. O asumir el resultado del plebiscito como una elección más que define proyecciones electorales con miras al 2018 y, por tanto, remueve el tablero partidista. .

La primera, en las actuales circunstancias, es la única admisible. La segunda ha sido la habitual en nuestra historia: hacer todo pensando en las próximas elecciones.

Es hora de hacer política en el mejor sentido. Ojalá los delegados designados ayer por el Centro Democrático hagan buena política, que pasa por no asumir una postura de cogobierno con poder de veto, si no más bien la capacidad de que su voz sea escuchada para que sus objeciones a los acuerdos de paz se tomen en serio.

Hay que adoptar definiciones y una hoja de ruta. Se habla, por lo pronto, de una Asamblea Constituyente, pero aparte de la mención no parece haber conciencia de fondo de lo que ella implica.

Ayer el jefe de las Farc, ‘Timoleón Jiménez’, dijo que el plebiscito les había hecho llegar un mensaje y que de él derivarían las rectificaciones que fueran precisas. Es una actitud sensata. Deberán examinar, por ejemplo, cuánto las afectó la tardanza en pedir perdón por tanto daño causado, así como la exigencia de obtener participación política con independencia de los crímenes internacionales de los que sea responsable el elegido. Esto por solo mencionar dos aspectos. Como la votación del plebiscito consistía en el acuerdo completo, es difícil saber qué puntos concretos resultaron intolerables para los votantes del No.

Por lo pronto, el país y su dirigencia deben llegar cuanto antes a acuerdos mínimos que garanticen, entre otras cosas, la seguridad de los miembros de las Farc, en cuanto si bien tienen aún las armas, no las están usando para acciones ofensivas. Ambas partes, Estado y Farc, han anunciado que el cese el fuego bilateral continúa. Así debe ser.

Ayer también dijo el jefe de las Farc que los acuerdos ya tienen fuerza jurídica vinculante, pues fueron depositados como instrumento internacional ante el Consejo Federal Suizo, en Berna. Aparte de lo preciso o no de tal consideración, saben ellos que los acuerdos recibieron una desaprobación política de la mayoría electoral, y que esta manifestación democrática no puede quedarse como mero trámite. Tiene efectos, y sobre ellos tendremos que reflexionar todos los colombianos.

Tomado de: elcolombiano.com 
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