Aparecen nuevas revelaciones del escándalo Khashoggi pero no el cuerpo

11 Septiembre 2019.

Tomado de: El Mundo.

Sale a la luz la transcripción de los últimos minutos de vida del periodista saudí que supuestamente captaron los micrófonos secretos instalados en el consulado en Estambul.

A pocas semanas de cumplirse un año de su desaparición y asesinato, el paradero del cadáver del columnista y crítico saudí Jamal Khashoggi sigue siendo una incógnita. Y aunque el presidente estadounidense Donald Trump diese por zanjado el escándalo con un mensaje de apoyo al Gobierno aliado de Arabia Saudí, a cuyo príncipe heredero se acusó de ordenar el crimen, nuevas revelaciones se empecinan en mantener en el candelero un tema espinoso para el reino del desierto.

Este martes, el periódico ‘Sabah’, próximo al presidente Recep Tayyip Erdogan -uno de los más vehementes críticos de Riad-, publicó la transcripción de los últimos minutos de vida de Khashoggi. Es un hecho trascendente porque, por primera vez, sus periodistas no citan a fuentes oficiales turcas, sino que pueden reproducir exactamente las conversaciones captadas por, se cree, micrófonos secretos instalados anteriormente por la Inteligencia turca en el consulado saudí en Estambul.

Según el ‘Sabah’, uno de los diálogos registrados tiene lugar a las 13:02 -hora local- del dos de octubre de 2018, justo 12 minutos antes de que Jamal Khashoggi entrase en la legación consular tras despedirse de su prometida. «Es posible meter el cuerpo en una bolsa», pregunta Mahir Abdulaziz Mutreb, número dos del escuadrón de la muerte enviado presuntamente por Mohamed bin Salman. «No. Demasiado pesado, demasiado alto», le responde el forense Salah Mohamed Tubaigui.

Acto seguido, el jefe del departamento de Pruebas Forenses del directorio de Seguridad General Saudí, se explaya alrededor de su siniestra labor. «Trabajo con cadáveres. Sé bien cómo seccionar. Nunca he trabajado con un cuerpo caliente, pero me las arreglaré fácilmente. Normalmente me pongo auriculares para escuchar música mientras despiezo cadáveres. Entretanto, me tomo mi café y mi cigarro. Tras desmembrarlo, enrollaréis las partes con bolsas de plástico, las pondremos en maletas y las sacaremos».

De acuerdo con el rotativo, esta conversación macabra acaba a las 13:14 horas, cuando Mutreb pregunta si «el animal a sacrificar» ha llegado. Un miembro no identificado de su equipo lo confirma: «Está aquí». En los minutos siguientes, los enviados apremian a Khashoggi a enviar un mensaje a su hijo para tranquilizarlo y le advierten de que será sedado y trasladado a su país de origen. Ante la resistencia del articulista del ‘Washington Post’, se oye un forcejeo, que acaba reducido por el efecto de las drogas.

«No dejéis mi boca cerrada», se oye al crítico musitar antes de perder el conocimiento. Sus últimas palabras: «Tengo asma. No lo hagáis, vais a asfixiarme». Mientras su vida se apaga, el ‘Sabah’ asegura que puede escucharse a los asaltantes comentar: «¿Esta dormido?», «todavía alza la cabeza», «sigue presionando», «presiona bien». Al final, audibles en la grabación, comienzan los trabajos para desmembrar el cadáver, que será extraído del consulado pero que, hasta hoy, no ha aparecido.

Otras grabaciones, a las que ha accedido el periódico, están realizadas en los días previos al suceso. En ellas puede oírse cómo el 28 de septiembre del año pasado, tras una primera visita de Khashoggi al consulado, Ahmed Abdula Muzaini, un miembro de la Inteligencia saudí, contacta con Riad mediante código de emergencia para informar del encuentro. En la visita final lo volvería a hacer. El cónsul saudí se comunicaría también con Saud Qahtani, mano derecha de Mohamed bin Salman.

El escándalo Khashoggi cuestionó la Arabia Saudí liderada de facto por Bin Salman, un príncipe heredero aplaudido en Occidente por sus iniciativas modernizadoras, pero también con un temperamento explosivo y enemigo de la crítica y de quienes las emiten. Aunque las críticas por lo sucedido fueron globales, e incluso países como Reino Unido y Canadá se replantearon sus relaciones con la monarquía de los Saúd, Mohamed bin Salman recibió un espaldarazo crucial de Trump.

Así, mientras la imagen de Arabia SaudÍ fue rehabilitada públicamente durante la última cumbre del G20, entre saludos cordiales de los líderes mundiales al príncipe heredero, una experta de la ONU sostiene las conclusiones de su investigación. Según dijo Agnès Callamard, el Gobierno del país árabe es responsable del asesinato. En su informe dio cuenta de «pruebas creíbles» que vinculaban a Bin Salman con la muerte de Khashoggi.

Después de dar largas durante las semanas posteriores al suceso, Riad apareció con una versión en la que reconocía el asesinato, pero culpaba de él a una operación de extracción de Turquía que escapó del control de sus ejecutores. Así se ha mantenido hasta hoy. Al menos cinco de los integrantes del grupo supuestamente encargado de acabar con Khashoggi, y que trató de disimular su muerte, están oficialmente condenados a pena de muerte en Arabia Saudí.